Del 2 al 5 de octubre se llevó a cabo en Guayaquil, Ecuador, el VII Congreso Latinoamericano de Agroecología, un evento organizado por la Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología (SOCLA), y que se realiza cada dos años.
Diana Lilia Trevilla Espinal (*)
Las voces desde las mujeres campesinas, investigadoras, estudiantes y lideresas comunitarias, con posicionamientos feministas y emancipatorios desde distintas geografías, abonaron las reflexiones en el VII Congreso Latinoamericano de Agroecología, de cara a construir procesos agroalimentarios más justos y sostenibles.
Con 500 trabajos aprobados y más de 700 recibidos, se articuló un programa de mesas de discusión, talleres, conferencias magistrales, exposición de carteles y mercado agroecológico.
Dentro de los aportes se destacó que las mujeres hacemos un ejercicio de problematización desde todos aquellos aspectos en los que nos interpela el contexto actual, sobre nuestros cuerpos-territorios. Se nombró y analizó la violencia estructural y sistemática que opera desde el heteropatriarcado colonial y capitalista. Asimismo, se hizo énfasis en la visibilización de los trabajos, aportes, construcción de conocimientos, procesos organizativos y propuestas prácticas de las mujeres, que contribuyen, tanto a la agroecología, como a la reproducción de la vida desde otras lógicas más allá del capitalismo.
“Las mujeres tenemos que pensar en nuestra autonomía, la participación política es importante” Mencionó Roxana Longo (Argentina), expositora de la mesa Agroecología política.
Longo dijo que resulta indispensable que, desde la agroecología como ciencia, práctica y movimiento, se (re)conozcan las demandas y la agenda de las mujeres que participan en distintas dimensiones y ámbitos a favor de la soberanía alimentaria y de la sostenibilidad de vida. Algunas de éstas son: el acceso a los bienes comunes, la reforma agraria, la participación política y toma de decisiones, la violencia contra nuestros cuerpos y territorios, y la corresponsabilidad de los hombres en las tareas reproductivas y de cuidado, por mencionar algunas.
Por su parte, Sarah Luiza de Souza (Brasil) habló de la importancia de la participación y movilización de las mujeres campesinas e indígenas de Brasil en la construcción de políticas públicas para la agroecología.
Se discutió también la producción simbólica que sostiene las desigualdades estructurales, como ocurre en las universidades y centros de investigación, donde se ejercen prácticas discriminatorias en relación con el género, la clase, la etnia y la edad. Por ésto, la lucha es también a favor de construir un verdadero diálogo horizontal de los saberes, considerando como pieza clave y fundamental aquellos que poseen las mujeres como colectivo diverso.
Al presentar el libro “Agroecología en femenino”, Gloria Zuluaga (Colombia) señaló que, en la medida en que la ciencia pretende ser objetiva y neutral, el sistema científico es reproductor de sesgos, resistiéndose no sólo a la mirada feminista, sino al análisis de las relaciones de género y poder, que excluye y subestima sistemáticamente a las mujeres y a lo femenino.
En el taller de la Alianza de Mujeres en Agroecología (AMA-AWA) (1) Helda Morales (México-Guatemala), destacó la importancia de fortalecer los vínculos entre académicas para el escalamiento de la agroecología, así como del reconocimiento y visibilización de sus contribuciones y desempeño. Para esto en cada Congreso, desde el 2015, se exponen afiches de distintas mujeres destacadas en la agroecología. Además, se promueve la equidad en la participación de las ponencias magistrales de los eventos, se impulsa el enfoque de género en los proyectos de investigación y se busca que las futuras generaciones de agroecólogas encuentren espacios más democráticos.
Desde las voces de estudiantes y jóvenes investigadoras, en el taller se mencionó la importancia de “reflexionar y nombrar las relaciones de poder que se encarnan en espacios como las aulas, las prácticas de campo y en los procesos de investigación, para romper con la inercia y politizar las situaciones de discriminación y despojo de nuestros trabajos, saberes y conocimientos, con el propósito de articular propuestas y de acuerparlas colectivamente” (Diana Trevilla, México). También se presentó un video1 para difundir el quehacer y las luchas desde las agroecólogas.
Video ¿Cuáles son las luchas y estrategias de las mujeres en la agroecología?
Finalmente, se invitó a continuar reflexionando sobre cómo el patriarcado, el colonialismo y el capitalismo atraviesan todas las esferas de nuestras vidas, como ocurre en el quehacer de los movimientos, instituciones y en el desarrollo científico. Esto hace que regularmente todo se enfoque hacia la producción, el desarrollo agropecuario y la economía reduccionista, que separa la producción de la reproducción de la vida, negando además a quienes se encargan de ello mayoritariamente: las mujeres.
Asimismo, se invita a pensar no sólo en visibilizar a las mujeres, sino en fortalecer el diálogo entre feminismos y agroecologías, a continuar tejiendo alianzas y redes que articulen procesos de movilización para la transformación, pensando en los diferentes sujetos: campesinado, academia, pueblos originarios, organizaciones y, por supuesto, a pensar en las mujeres como sujetos económicos, políticos y de derechos.
¡Sin feminismos no hay agroecología!
(*) Activista feminista y estudiante de doctorado del departamento de agroecología en El Colegio de la Frontera Sur, México. Correo: diana.trevilla@gmail.com
(1) Alianza de Mujeres en Agroecología – Alliance of Women in Agroecology (AMA-AWA) https://www.facebook.com/groups/451054654964237/