Multiplicación de semillas criollas: La experiencia de Kokopelli en Costa Rica

Foto: Cortesía Kokopelli

La Asociación Kokopelli ha consolidado un pequeño grupo de productores en Costa Rica, que ha adquirido experiencia en producir unas 150 variedades de semillas.

Eric Semeillon (*)

En Costa Rica existen nuevas generaciones más dispuestas a probar y disfrutar de un ayote rojo o de un tomate verde y dulce, cansadas o alérgicas a esos tomates sin sabor, duros como el plástico.

Podríamos pensar que reproducir semillas es un asunto reservado para las personas campesinas; pero aunque usted no tenga la posibilidad de sembrar, puede tener un papel importante en la conservación y distribución de éstas.

El 90% de la diversidad de especies para alimentarnos se perdió en los últimos cien años. En otras palabras, en este último siglo se ha erosionado la diversidad genética creada y reproducida por nuestros ancestros durante al menos 40.000 años. ¡Esta realidad es mundial!

Hay responsabilidad de la globalización, de las subvenciones de los países del norte, y de la industrialización de la agricultura, con sus monocultivos y sus créditos, que han creado competencias desleales para los pequeños productores del sur. También es por la amplia y desregulada gran comercialización a nivel mundial, que estandariza la oferta (es la misma en todo lado) y selecciona variedades híbridas (F1) (1).

Lo cierto es que la concentración rápida del mercado mundial de las semillas comerciales, hoy controlado en su mayoría por cuatro industrias, afecta la autonomía y la libertad de los pueblos. Ahora que tenemos acceso a la información, nuestra responsabilidad es mayor. ¿Por qué no empezamos a buscar quién produce nuestra comida y a priorizar nuestras compras a estas personas campesinas en circuitos cortos (2)? mismo producido de forma convencional; es decir, con agroquímicos. Ya se empieza a tener conciencia de que un producto orgánico, producido con una semilla de polinización abierta, es muchísimo más nutritivo que uno producido a base de una semilla comercial F1, que se degenera. La triste realidad es que la gran mayoría de la producción orgánica mundial está basada en semillas híbridas F1, limitando la autonomía de las personas productoras y la calidad nutritiva de lo que comemos.

Una gran mayoría de las y los consumidores ya sabe que un producto orgánico nutre más que el mismo producido de forma convencional; es decir, con agroquímicos. Ya se empieza a tener conciencia de que un producto orgánico, producido con una semilla de polinización abierta, es muchísimo más nutritivo que uno producido a base de una semilla comercial F1, que se degenera. La triste realidad es que la gran mayoría de la producción orgánica mundial está basada en semillas híbridas F1, limitando la autonomía de las personas productoras y la calidad nutritiva de lo que comemos. En Europa y desde hace más de 25 años, la Asociación Kokopelli vende cerca de 3.000 variedades de semillas, mayormente a los huerteros y a los pequeños agricultores. Hemos visto que muchos de nuestros clientes nos apoyan comprando semillas como “un regalo fértil” para amigos o familiares que producen. También lo hacen siendo solidarios con un grupo de 12.000 personas socias, el cual no sólo rescata la diversidad, sino que apoya acciones en las cortes europeas, para denunciar las leyes que pretenden apropiarse de este patrimonio de la humanidad.

En Europa y desde hace más de 25 años, la Asociación Kokopelli vende cerca de 3.000 variedades de semillas, mayormente a los huerteros y a los pequeños agricultores. Hemos visto que muchos de nuestros clientes nos estandariza la oferta (es la misma en todo lado) y selecciona variedades híbridas (F1).

Pie de foto. Varios tipos de tomate. Fotos: Cortesía Kokopelli Costa Rica.

Potencial para rescatar y reproducir semillas en Costa Rica

Lo cierto es que la concentración rápida del mercado mundial de las semillas comerciales, hoy controlado en su mayoría por cuatro industrias, afecta la autonomía y la libertad de los pueblos. Ahora que tenemos acceso a la información, nuestra responsabilidad es mayor. ¿Por qué no empezamos a buscar quién produce nuestra comida y a priorizar nuestras compras a estas personas campesinas en circuitos cortos?

En Costa Rica, después de 10 años de regalar miles de paquetes de semillas en todo el país, decidimos comercializar aquellas producidas localmente. Para poder valorar realmente la semilla y comprarla al productor a un precio justo, necesitamos venderla. Elegimos avanzar en este sentido, sin buscar subvenciones, para garantizar nuestra integridad e independencia.

Conscientes de que gracias a los compradores podremos preservar esta diversidad, apoyamos a los productores para que se diferencien a través de sus innovaciones en cultivos y productos transformados.

Al nivel mundial existen varios actores como Kokopelli, que ofrecen una diversidad significativa de semillas; pero en América Latina los actores son casi inexistentes frente a una demanda enorme. Es cierto que todavía la mayoría de los productos agrícolas orgánicos disponibles en el mercado local fueron desarrollados desde almácigos convencionales y F1; pero hay un despertar y las y los productores están re-aprendiendo a producir sus almácigos con semillas criollas.

Junto con el agua y el aire, las semillas son los últimos recursos en vía de privatización y de extinción. Tenemos que defenderlas unidos, para seguir libres. Es tiempo de movilizarnos reproduciendo, promoviendo y compartiendo estas semillas que nos conectan con nuestras memorias. Ellas son el puente entre el pasado y el futuro, entre el productor y el consumidor, entre las generaciones y los géneros. ¡Más que unos recursos genéticos, las semillas representan la Vida y todos sus potenciales!

Gracias al trabajo del sector ecologista y de la Red de Semillas se han creado infraestructuras, organizado talleres y desarrollado encuentros e intercambios de semillas para fortalecer la soberanía alimentaria. Pero desgraciadamente muchas veces sólo hay pequeñas cantidades de granos básicos disponibles y las semillas de hortalizas, flores, aromáticas y medicinales no se consiguen fácilmente.

Hoy en día necesitamos más producción y más coordinación, con un mercado más comprometido, idealmente capaz de apoyar económicamente al productor.

En nuestra red en Francia, la mayoría de productores de semillas vive exclusivamente de eso… y viven mejor que muchos productores de hortalizas.

Aquí, en Costa Rica, estamos co-creando un oficio nuevo; buscamos más personas productoras comprometidas con las semillas, y con el rigor y el cariño que merecen.

Hemos consolidado un pequeño grupo de productores, que aprendieron los primeros trucos; adquirieron experiencia en la producción de unas 150 variedades de semillas en varios tipos de suelo; e invirtieron en infraestructura para estar en condición de lavar, fermentar, secar y seleccionar un volumen significativo de semillas de polinización abierta.

Pie de foto: Selección de semillas de lechuga. Fotos: Cortesía Kokopelli Costa Rica.

Notas

1. Las semillas híbridas F1 es la primera generación del cruce de dos variedades diferentes, que depende de productos químicos.

2. Los circuitos cortos son una forma de comercialización de productos agrícolas basados en la venta directa del productor al consumidor o que no involucran más de un intermediario.

(*) Integrante de Kokopelli, Costa Rica. Correo: eric@kokopelli-semillas.com. Teléfono: 8703-4707.

Más información: www.kokopelli-semillas.com.

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