Felicia Rodríguez González (*)
Me decían que si me tragaba la semilla de papaya me iba a nacer un árbol; pero no sabían que me estaba comiendo un híbrido patentizado y no me iba a dar la cosecha de papayas que tanto esperaba.
Para mí el tema de semillas era algo desconocido. Aún así, tenía la sensación de que algo andaba mal en la finca si teníamos que estar constantemente gastando grandes cantidades de dinero para poder producir las hortalizas.
En nuestro pedacito de cielo aquí en la tierra, iniciamos un desafío: producir nuestras propias semillas. Es un trabajo que requiere tiempo, dedicación y, sobre todo, paciencia. Puedo contar sobre los 300 días que esperamos para ver una semilla de espárrago en nuestras plantas; sobre las únicas tres plantas que germinaron de una bandeja de 105 huecos; y sobre los meses que esperé para poder cosechar la primera flor de zanahoria morada.
Las anécdotas han sido muchas en poco tiempo; pero la mayoría han sido experiencias interesantes y educativas a la vez, como las plantas de tomate tan fuertes y resistentes a la adversidad, que realmente terminan siendo, más que un cultivo orgánico, un cultivo natural.
Hoy, gracias a las semillas, he conocido personas lindas e interesantes, he logrado ampliar la gama de vegetales en mi dieta; y sobre todo, he conseguido ser feliz. Ser feliz entendiendo que la madre tierra ha sido creada a la perfección, y que es una maravilla para los ojos, para el gusto y para el tacto, disfrutar de una planta con abundante follaje, con flores impresionantes, y que además de todo eso me dan semillas.
¡La vida no puede ser mejor!
Es tanta la bondad y el amor de la tierra para las personas, de esa tierra que nos promete alimentarnos por siempre, dándonos miles de colores y formas en nuestros alimentos diarios. Solamente tenemos que proteger las semillas, luchar por ellas y liberarlas. Nadie las creó, ellas están aquí para abastecernos y alimentar a las siguientes generaciones.
(*) Agroecóloga. Finca Orgánica San Luis.
https://www.facebook.com/Finca-Organica-San-Luis