Fabiola Pomareda García (*)
Doña Mercedes Rivera es una mujer indígena, que vive en Térraba, en la Zona Sur. A continuación reproducimos una conversación con ella, sobre los chagüites y cómo mantienen esta forma colectiva de agricultura.
“Un chagüite es donde se siembra yuca, aguacate, banano, plátano, guanábana, naranja, limones. Se siembra un poquito de todo.
En esos tiempos, que yo me acuerde, se llamaba a la comunidad, los vecinos más cercanos, mayormente los hombres, a trabajar, y a las mujeres para hacer la comida para ellos. Ellos entonces trabajaban para sembrar todo eso. Algunas mujeres también cooperaban para trabajar, sobre todo eran más que todo las señoras más mayores, las que iban a trabajar la tierra. Primero se iba a trabajar la tierra, se limpiaba para después sembrar la semilla. Luego se le hacía el almuerzo, se le hacía chicha, como fresco.
En un año se trabajaba en un lugar. Ese año se trabajaba ahí y se dejaba descansar la tierra y se sembraba en otro lugar. Por eso habían [chagüites] en varias partes, no sólo en una parte. Eso ahí abajo es de mis hermanos. Y en mi casa también tenemos. Hay pejibayes, mamones, bananos de diferentes clases, cacao, marañones, guanábana, yuca. Se siembran, pues no en cantidad, sino que para la familia. Eso más que todo.
Los sembradíos tenían que ver con tiempo de luna, para que se pegaran, dieran fruto. Como los plátanos, las yucas, si se siembran en mal tiempo, pues no producen.
Ahora en el centro de Térraba no se cultiva ni maíz, ni frijoles, ni el arroz. Tiene que ser en partes más aledañas, donde la tierra sea una buena tierra, que ha estado descansada, fincas grandes. Entonces ahí sí se cultiva porque ya aquí en el centro [de Térraba] la tierra ha sido muy trabajada. Entonces no se cultiva el arroz.
Mi abuelo era un señor que él sembraba y todo se le pegaba muy bien porque él siempre trabajaba así. Él decía: ‘tal día es la luna’; el día que se siembra y se pega bien la agricultura, los siembros que uno hace. Él decía: ‘son las 10 de la mañana’; y esa hora era y no tenía reloj. Él trabajaba con el tiempo.
Y todavía ahorita estamos tratando de sembrar así porque nosotros somos así con las señoras de aquí, de que el plátano y la yuca sembrarla y cocinarla aquí; que sea fresca, que no se compre. Usted compra un plátano fuera de aquí en los mercados y no se puede pelar bien porque está pegado la cáscara del plátano, del banano. Por lo mismo, una papaya, usted la compra y la maduran con químicos. En cambio aquí no. Aquí se madura con lo que lleva la tierra. No se le echa abono y si se le echa abono se le echan las cáscaras que usted ve ahí de lo mismo, del plátano, del banano, de la yuca.
Yo tengo varias papayas sembradas aquí. Yo sembré unos arbolitos de papaya, entonces cuando esa papaya se madura es dulcitica. La piña también. No es de PINDECO. Es nacida aquí. Siempre he tenido piña. Son como blancas por dentro pero es dulce. Es que usted compra una piña y se siente el ácido. En cambio esas no. Se sienten dulces. Estas que nosotros tenemos son unas matitas; pero no les echamos químico. Nada más que se siembran a buen tiempo, de luna y que les pegue el sol, porque en la sombra no. Si las siembra donde les pega el sol se crecen más”.
(*) Periodista. Trabaja en la Asociación Voces Nuestras y colabora en la Red de Coordinación en Biodiversidad (RCB)