Desde hace unos siglos atrás, principalmente con el auge del modelo capitalista, la Economía y el Medio Ambiente se mantienen en una relación de constante tensión, propiciada por los crecientes e insaciables intereses económicos de las empresas y gobiernos que con el propósito de maximizar sus beneficios económicos ponen en peligro tanto la conservación del medio ambiente como la calidad de vida de las personas.
Los efectos nocivos de estas prácticas son visibles en cualquier parte del mundo, no obstante, unos sufren mayores consecuencias que otros, asimismo el reparto de beneficios también es desigual según la relación de poder existente entre las partes involucradas. Así, por ejemplo, el reparto de beneficios y la absorción de los impactos medioambientales entre la empresa desarrolladora del proyecto, el gobierno y la comunidad en la cual se desarrolla el proyecto es inversamente proporcional al poder político y económico que cada uno detenta. Es decir, a mayor poder, mayor beneficio económico y menores impactos medioambientales en su calidad de vida, por otra parte, a menor poder, menor beneficio económico y mayores impactos medioambientales en su calidad de vida. A esto Martinez-Alier (2004) le denomina conflicto ecológico distributivo.
Los conflictos ecológicos son tan diversos como la diversidad ambiental, ya que básicamente todo cuanto existe posee un valor económico y por tanto es susceptible de explotación. Los conflictos se originan tanto en los países considerados como subdesarrollados como en los llamados países desarrollados. A su vez los conflictos ecológico distributivos varían según los distintos puntos de las commodity chain donde sucedan.
Cualquiera que sea el conflicto, siempre involucrará una variedad de actores sea que participen directamente o indirectamente del mismo. Como es normal, dichos actores poseen intereses y perspectivas que en muchos casos se contraponen, generando un alto nivel de complejidad. Por lo anterior la Economía Ecológica recomienda la multiplicidad de valoraciones por parte de los afectados, como estrategia que permita comprender el carácter multidimensional de los conflictos ecológico distributivos. De ahí entonces que por cada conflicto existan múltiples lenguajes desde los cuales se pueden articular las luchas de resistencia. Lo importante será determinar entre estos cuales son los más convenientes para la lucha particular.
Otro aspecto a tomar en cuenta es no caer en la tradición dicotómica que separa lo local de lo global, sino al contrario, buscar la relación que existe entre ambos con el propósito de generar un sentido de unidad en la lucha por la defensa de los recursos naturales. Darse cuenta de la interrelación que existe entre lo global y lo local, genera mayor visibilidad y fuerza a la lucha.
En síntesis, cuando de conflictos ecológico distributivos se habla, se debe apelar por la relación sincrónica entre los diversos lenguajes de valoración en sustitución de los criterios absolutos e individuales que soslayan la complejidad de los conflictos al reducir la toma de decisiones en base a una sola dimensión.
Autor: Kevin Josué Elvir Espinal
Realizado en el marco del Curso Derechos, ambientales, naturaleza y lucha por los recursos de la Maestría en Derechos Humanos y Educación para la Paz del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional de Costa Rica. Docente M. Sc. Mauricio Álvarez Mora. Junio | 2022
Bibliografía
Martínez-Alier., J. 2004. Los conflictos ecológico-distributivos y los indicadores de sostenibilidad. En: Revista Iberoamericana de Economía Ecológica 1: Universitat Autónoma de Barcelona.