En diciembre del 2016 se llevó a cabo la Conferencia de las Partes número 13 (COP13) del Convenio en Diversidad Biológica (CDB). La COP se reúne cada dos años y a la misma asisten todos los países que son parte y ahí analizan propuestas, discuten y aprueban decisiones que guiarán el trabajo de la misma en los siguientes años. A la COP también asisten delegados de pueblos indígenas y de diversas organizaciones sociales, académicas en calidad de observadores. También el sector empresarial y lo hace cada vez con más fuerza.
En la COP13 se trataron temas diversos: unos más de orden administrativo, otros sobre el cumplimiento de metas, el cambio climático, instituciones globales sobre bosques, asuntos marítimos y los relacionados con derechos de pueblos indígenas y comunidades locales. Toda esta variedad hace que el CDB sea un espacio importante en la discusión de políticas públicas globales. Allí, las organizaciones sociales tienen un cierto margen de maniobra, los pueblos indígenas y las comunidades locales hacen sentir su voz y el grado de cooptación de parte del sector empresarial no es tan grande como el que existe en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
Si bien es cierto lo anterior, el CDB como cualquier otro convenio e institución de Naciones Unidas, no rechaza, sino más bien abraza, lo que el Programa de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente (PNUMA) bautizó como economía verde. Es aquella que, sin cuestionar las relaciones de poder que provocan por ejemplo las desigualdades, el control corporativo, la concentración de poder y la producción altamente destructiva y contaminante, más bien las legitima al afirmar que bastan solo algunas “correcciones” para que el modelo actual siga funcionando.
De este modo, si se invierte en la protección de la biodiversidad (léase abrir nuevos negocios), se crean condiciones para que se incorporen criterios ambientales y sociales. Al darle valor económico (y precio también) a los activos ambientales, veremos a la naturaleza no como lo que es sino como capital natural (entre otros aspectos más) y así el modelo dominante seguiría funcionando ya pintado de verde y generando nuevos negocios. En los textos preparatorios, y los aprobados, existían algunos elementos que refuerzan esta tendencia.
En el caso de Costa Rica, a lo largo de los últimos años las autoridades han demostrado estar en pleno acuerdo con esta perspectiva y así vemos como, en gobiernos liderados por partidos políticos que se supone de diferente ideología, se mantiene la tendencia que mercantiliza y cosifica la naturaleza. Esta tendencia ya es política pública y va de la mano del modelo basado en el libre comercio.
Así por ejemplo REDD (reducción de emisiones por deforestación y degradación de los bosques) inicia en un gobierno de un partido denominado como socialcristiano, se expande en otro que se dice socialdemócrata y sigue desarrollándose en el actual, que se presentó como una alternativa a los anteriores bajo la bandera del cambio.
Lo mismo sucede con políticas e instrumentos como el carbono neutral o la introducción de la naturaleza en las cuentas nacionales (tema que fue conversado en sesiones paralelas a las negociaciones oficiales en la COP). Por lo tanto, no es de extrañar que en la COP11 realizada en Hyderabad, India, una de las delegadas oficiales costarricenses dijera que el país se ofrecía a ser laboratorio para experimentar una serie de propuestas y mecanismos propios de la financiarización de la naturaleza (FN).
La FN y la economía verde conllevan impactos negativos para la biodiversidad y los pueblos que de ella dependen, además crea nuevas relaciones entre la gente y la naturaleza eliminando el carácter integral y único de la misma (ver más en www.coecoceiba.org ). En estos temas, Costa Rica no solo refuerza la tendencia sino que en algunos campos incluso podemos decir que la lidera. El país ha establecido muchas políticas y herramientas neoliberales en el campo ambiental.
La COP13 trató dos temas de gran importancia. El primero fue la biología sintética, la cual “se ha vuelto uno de lo temas más debatidos en el convenio, casi siete años después de que la sociedad civil alertó sobre la necesidad de precaución y regulación de este nuevo conjunto de biotecnologías.
Durante la COP13 de la CDB, los países acordaron investigar cómo las secuencias digitales podrían usarse para nuevas formas de biopiratería y advirtieron contra una nueva técnica de extinción genética llamada “impulsores genéticos”. También se pusieron de acuerdo en una definición operativa de qué es la biología sintética y en apoyar el trabajo del grupo internacional de expertos en biología sintética para seguir discutiendo el tema en la CDB.
No obstante estas medidas positivas, la COP13 sufrió también un retroceso en el tema de evaluación de riesgos de organismos transgénicos, ya que disolvió otro grupo clave de expertos que se preparaba para poder entregar directrices sobre nuevos transgénicos, incluyendo lineamientos de evaluación de riesgos sobre organismos derivados de biología sintética. Así, la biología sintética fue uno de los grandes temas dadas las amenazas que conlleva sobre la biodiversidad.
(http://www.etcgroup.org/es/content/cuatro-pasos-adelante-y-uno-atras-hacia-atras-en-la-regulacion-global-de-la-biologia)
En el caso de Costa Rica, las autoridades correspondientes no aceptaron la participación crítica y fundamentada de la Red de Coordinación en Biodiversidad en una instancia que discutía la posición del país en este tema. Sabemos muy bien que sin participación ciudadana, las políticas ambientales carecen de efectividad y todavía no entendemos cómo, desde el Ministerio de Ambiente, se cercena y evita la discusión en un tema tan álgido y controversial cuyos impactos en la biodiversidad son inmensos.
El otro tema importante fue el de la integración de la biodiversidad en otros sectores haciendo énfasis en la agricultura, actividades forestales, pesca y turismo. La justificación es que hacer esto es necesario para la protección de la misma porque así la biodiversidad será un elemento transversal. “Lograr esto es importante, ya que hasta ahora los gobiernos nacionales y las empresas simplemente no le dan prioridad a las decisiones del CDB cuando diseñan sus planes económicos y de desarrollo. El crecimiento económico sigue siendo su meta principal.” (http://www.foei.org/es/noticias/mainstreaming-biodiversity-real-solution-devastation-nature)
En el análisis de los textos a negociar en la COP13, Amigos de la Tierra Internacional identificó que si bien la intención podría ser buena, la propuesta no contenía elementos que fueran a frenar, o al menos desacelerar, la forma y tendencia actual de producción así como el modelo de desarrollo que la sustenta. Sin hacer esto o, al menos, sugerirlo la buena intención no tiene mayor futuro.
Al mismo tiempo, Amigos de la Tierra Internacional resaltó la existencia de referencias múltiples a mecanismos propios de la FN como la integración a las cuentas nacionales de la biodiversidad por lo que el rumbo del texto no era el mejor. Si la naturaleza es puesta en una cuenta es porque se le ha dado un valor económico. Y si es así, falta solo un pequeño paso para que pueda ser comprada y vendida. Estos comentarios son válidos también para los textos que fueron finalmente aprobados.
En el texto aprobado sobre incorporación de la biodiversidad en todos los sectores (CBD/COP/DEC/XIII/3) es visible otra tendencia cada vez es más fuerte en el CDB: el papel protagónico que se le da al sector empresarial (lo que va de la mano con la economía verde y la FN). En uno de los capítulos del texto, se habla de actores fundamentales a la hora de hacer realidad la incorporación de la biodiversidad en distintos sectores. Al empresarial se le dedican trece párrafos, mientras que a los gobiernos subnacionales uno y a los pueblos indígenas y a la comunidad científica, dos a cada uno. No se dice nada de los movimientos sociales u organizaciones de la sociedad civil que sabemos juegan un papel importante en este campo.
Si en esa cantidad de párrafos se le dijera al sector empresarial que debe realizar acciones contundentes en la conservación de la biodiversidad, eliminar prácticas como la minería e ir más allá de las acciones propagandísticas de la responsabilidad corporativa, sería muy bueno, pero no es así.
Más bien se hace énfasis en medidas voluntarias y en mecanismos que puedan incrementar las ganancias económicas de los actuales negocios al tiempo que ayudan a maquillar su imagen y crear nuevos negocios. Así, no solo se legitima al sector empresarial sino que lo presenta como el actor fundamental para lograr salvar la biodiversidad. Este favorecimiento a viva voz fortaleció una actitud de irrespeto y violencia de parte de algunos representantes de este sector hacia integrantes de comunidades y organizaciones ecologistas en discusiones realizadas durante eventos paralelos y en las realizadas fuera de las negociaciones.
Esta tendencia es peligrosa porque puede erosionar principios fundamentales todavía vigentes en el CDB y permiten que distintos actores la vean como un espacio importante en el ámbito global.
Finalmente, no debemos olvidar que el gobierno mexicano, en línea con esta tendencia, organizó antes de la COP13, un foro empresarial. Costa Rica como sabemos, no desentona con lo anterior y favorece a este sector en diversas formas, tales como privilegios en supuestos diálogos nacionales y establecimiento de políticas productivas.
Si bien en los textos aprobados en la COP13 podemos encontrar aspectos interesantes que pueden ser utilizados por los movimientos sociales en sus luchas, la tendencia dominante es el reforzamiento de la economía verde, los mecanismos voluntarios y la supremacía del sector empresarial. No existe nada que al menos sugiera un cambio de sistema que es lo que requerimos para frenar la pérdida de biodiversidad.
Costa Rica jugó el mismo papel que el tradicional de gobiernos anteriores: asistir, levantar la mano para votar a favor de estas negativas tendencias globales y buscar espacios para hacer negocios. Lejos queda aquel país que en algún momento fue visto como pionero en la temática ambiental.
Isaac Rojas
Coecoceiba-Amigos de la Tierra Costa Rica
Co-coordinador del Programa de Bosques y Biodiversidad de Amigos de la Tierra Internacional
Correo-e: isaacgavitza@gmail.com