Por Henry Picado
Estamos ante una serie de crisis que tienen a retroalimentarse, es decir, fenómenos que se sobreponen y que profundizan las consecuencias del anterior. Podemos llamarla policrísis. Para mencionar alguna cuestiones puntuales: la primera semana de julio de 2023 se superaron la temperatura promedio global de manera consecutiva generando récords durante cuatro días consecutivos, síntoma innegable de la crisis climática. Esto se suma a un sistema agroindustrial tienen al 29,3% de la humanidad en una situación altamente vulnerable en materia alimentaria, mientra surge una nueva amenaza de emergencia sanitaria, ahora con la gripe aviar, virus que se expande por el planeta matando a cientos de miles de especies de aves y no se descarta que también sea una amenaza para los humanos. Avanza la extrema derecha erosionando, aún más, los débiles sistemas democráticos sobretodo en el sur global, pero también en los países del norte rico. Estas entre otras crisis avanzan, en la postpandemia y la guerra.
Pero también avanzan cientos de huertos urbanos, muchos que florecieron durante la pandemía, ofreciendo vida en contextos complejos. En Chile por ejemplo se registra un aumento de un 15% en el número de personas que cultivan en las ciudades en medio del estallido social y la pandemia. Una encuesta aplicada en México encontró que 34.7% de las personas apoyan la idea de tener un huerto en casa. En Barcelona crece la red de huertos impulsado por el ayuntamiento de la ciudad. También el ayuntamiento de Madrid durante la pandemía apoyó a 54 huertos, de ellos hasta 27 se pusieron en marcha entre 2018 y 2019. En Quito-Ecuador el proyecto de agricultura urbana ‘Agrupar’, conformado por 1.460 huertos atendidos en un 84% por mujeres.
En medio de esta policrisis la agroecología sigue germinando en todas partes, de forma descentralizada, autónoma o incluso pasando desapercibida. Pero no hay que pasar por alto que tienen un común denominador: la presencia mayoritaria de mujeres sosteniéndolos. Otro factor importante es que por lo general los huertos urbanos crean y se sostienen por redes locales de personas organizadas que por medio del cultivar alimento tienen toda una serie de debates y acciones creativas que potencian la empatía, la solidaridad y la identidad comunitaria.
La iniciativa @huertaseamossemillas maneja dos predios, uno en la comunidad de La Milpa y otro en Los Lagos, ambos en la «gran Guararí en Heredia. Estas huertas están a cargo de la Pastoral Social y Pastoral Juvenil de la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, con el apoyo de CoecoCeiba Amigos de la Tierra Costa Rica y la Red de Coordinación en Biodiversidad. Este núcleo organizativo ha propiciado el dialogo en torno a la soberanía alimentaria, la importancia de defender las semillas ante la apropiación empresarial, debatimos sobre la imposición de los agrotóxicos y la agroindustria en la alimentación, la urgencia de la lucha contra la violencia patriarcal, la importancia de la lucha de los pueblos indígenas y demás reflexiones que se han a la orilla de un huerto.