Fabiola Pomareda García (*)
En el territorio indígena de Tsuiri vive don Melis Páez Segura, con su compañera Juanita. En su terreno tiene plátano, banano, cacao, y un poquito de café. En una entrevista nos habló sobre la agricultura indígena y las prácticas ancestrales en su día a día en su terreno.
“Antes yo conocí una agricultura y alimentación sana, muy diferente, nadie usa químicos. Aquí sembramos semillas naturales, comidas naturales, con la energía de la misma tierra. Los químicos entraron más o menos hace 20 años, cuando la gente empezó a comprar plátano. Hoy en día estamos viendo que no nos resulta bien porque esos químicos matan y destruyen, no son recomendables para la naturaleza”.
Don Melis nació en 1941.
“Yo nací así; yo aprendí así, a sembrar sin ningún químico, y nace naturalmente. Mi papá, mi mamá, los mayores, ellos trabajan así. Tenemos chanchos, gallinas, toda clase de animales. Maíz, arroz y frijoles, nosotros sembramos, y chile, tomate y pega bueno, sale sano. Aquí no tengo bomba, mi trabajo es mi machete, así me crié y así estoy ahora. Químico es para destruirme a mí mismo y a mi finca. Tenemos que recuperar todo. La tierra trae naturalmente su energía. Nosotros no preparamos la tierra. La tierra misma se prepara. Ya está preparada. No necesito tocar la pala, ni revolver. Usted viene, lo chapea el monte pesado, y va sembrando. No necesita nada y viene bonito. La tierra venía ya con la sustancia natural. Pero claro, la tierra donde estuvo la compañía (la bananera United Fruit Company) está estéril. Ahí sí tiene que trabajarla, tiene que mover esa tierra diez veces”.
Durante la mañana don Melis había estado chapeando su terreno. Tiene 4 hectáreas sembradas de cacao y plátano. Nos llevó a ver donde siembra sus alimentos, usando la práctica del monte quemado.
“Como hay mucha basura y ratas, si usted viene y siembra así en el charral, no va a pegar. En cambio si usted lo quema el terreno, queda limpio, esa misma ceniza de la quemada va penetrando al abono de la tierra. Ahí viene creciendo maíz, arroz y frijoles; pero lindísimo. Si usted viene y chapea año con año y usted viene y siembra, queda todo marchitado, todo feo, no desarrolla y ya la cosecha viene mala. Entonces ¿qué hace la gente? Buscar otro mecanismo como químico y abono. Yo sé hacer abono bocashi. Pero si la yuca esta buenísima así, ¿para qué echarle mas?”.
(*) Periodista. Trabaja en la Asociación Voces Nuestras y colabora en la Red de Cordinación en Biodiversidad (RCB)