DDT: El veneno “salva vidas” que invadió el hogar

Se estima que entre 1950 y 1985, en Costa Rica se utilizaron alrededor de 1.400 toneladas de DDT en salud pública y se rociaron alrededor de 2 millones de viviendas.i En 1981 se restringió el uso de este insecticida, y en 1998 se prohibió su importación y venta en el país.

Yendry Vargas Trejos (*)

Éste es el culpable, fíjese cómo se para. Se llama zancudo anofeles. Es el transmisor del paludismo. El DDT lo mata. Por eso, casa dedetizada, es casa asegurada. No quite, bajo ninguna excusa el DDT de las paredes”.ii

De esta manera yrecurriendo al recurso de la persuasión, el Ministerio de Salubridad Pública (MSP) de Costa Rica inició en 1957 la campaña de erradicación de la malaria, utilizando como principal arma de combate el rociado domiciliar con Dicloro Difenil Tricloroetano (DDT).

De esta manera la Revista Salud educaba sobre la importancia de permitir la dedetización de la vivienda y evitar el lavado de las paredes después de rociado el insecticida. Foto: Departamento de Educación

Desde 1925 la población costarricense se había visto afectada por la malaria, enfermedad también conocida como paludismo y que es transmitida por el mosquito Anopheles albimanus, cuyas larvas habitualmente crecen en aguas dulces empozadas. Durante esos años, las autoridades en salud trataron de vigilar la propagación malárica, construyendo drenajes y desecando criaderos. Es decir, el combate se hacía desde afuera de las viviendas. Esta tarea era una forma de controlar; pero no necesariamente de erradicar al vector.

El comportamiento nocturno del mosquito, característico por ingresar al hogar, picar, y reposar en las paredes una vez satisfecho, fue controlado de manera efectiva hasta 1950, momento en que la lucha contra el insecto se volvió química. A principios de esta década y a través de convenios entre el Gobierno, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), se introdujo por primera vez el DDT al país. Fue entonces cuando la batalla se empezó a librar en el interior de las viviendas:el insecticida irrumpió la cotidianidad doméstica y la tarea de control asumió un carácter de erradicación.

Las operaciones del rociado intradomiciliar con DDT comenzaron con el establecimiento del Programa de Erradicación de la Malaria. Este programa fue coordinado por el Departamento de Lucha Contra Insectos Transmisores de Enfermedades, adoptando la denominación de Servicio Nacional de Erradicación de la Malaria (SNEM)iii. Tendría un plazo fijo de cinco años, iniciando el 1 de agosto de 1957 y concluyendo el 31 de diciembre de 1962. Pasado este tiempo, el plan se detendría porque se pensó que ese períodosería suficiente para eliminar totalmente la terrible enfermedad del paludismo.iv

Para entonces, el área malárica cubría una superficie de 31.526 kilómetros cuadrados, o sea el 61.8% del territorio nacional. En esta área residía en 1957 un total de 436.838 personas, que representaban el 41.6% de la población nacional. A lo largo de este territorio y entre 1957 y 1962, el MSP roció DDT en un total de 23.116 localidades, fumigó 684.325 viviendas con este insecticida, y protegió de enfermar por paludismo a 328.1110 habitantes.v

Como la campaña de erradicación implicaba el ingreso de una sustancia tóxica a la intimidad del hogar, cuya técnica de rociado requería el consentimiento de la familia para movilizar el menaje doméstico, no entrar a la vivienda durante el rociado y, principalmente, vigilar su absorción en las paredes, evitando lavarlas o pintarlas, a pesar de las desagradables marcas blancas dejadas por el DDT; el MSP debió emprender dicha tarea educando a la población residente en área malárica sobre la importancia de la dedetización.

Necesitamos su ayuda”, apelaba en una de sus publicaciones de la Revista Salud, mientras evocando al sentimiento patriótico, sugería que el éxito de la erradicación dependía de la colaboración de todo costarricense. No importaba si usted era agricultor, médico, comerciante, maestro de escuela o simple ciudadano, su obligación consistía en ayudarle a su patria y a sus hombres empeñados en la cruzada nacional contra la malaria.vi En esta labor de convencimiento se presentó al rociador del insecticida como el amigo a quien se debe abrir la puerta del hogar, al vector como el enemigo que conviene ser expulsado del domicilio, y al DDT como el veneno, que al ser rociado dentro de la vivienda, salva vidas.

El DDT se aplicaba en las paredes internas y externas; se rociaban dormitorios, pasillos, salas, comedores, letrinas, cocinas, aleros, corredores exteriores cubiertos, y todo otro local que formara parte del cuerpo de la casa.vii El MSP reglamentó rociar toda construcción donde habitaran personas en forma permanente o temporal, e identificar, después de ser rociadas, las casas del área malárica con letras y números.

El Ministerio de Salubridad Pública (MSP) educa sobre el consentimiento del rociado intradomiciliar. Foto: Departamento de Educación Sanitaria, Salud (Costa Rica) V, n.3 (marzo, 1958): 19.

Antes del rociado se aconsejaba quitar cuadros, espejos y ropa de las paredes, mover los muebles a -y otros objetos que indicara el rociador al centro de cada cuarto, facilitando así la aplicación efectiva del insecticida. También se recomendaba proteger o sacar de la casa toda clase de alimentos para evitar su contaminación. Las personas adultas y los niños debían salir de los cuartos mientras el insecticida era rociado.viii

Para las familias no fue una misión sencilla permitir que rociaran sus viviendas.“La gente se enojaba porque le manchaban las casas, dejaban todo blanco, y no había que lavar, porque no hacía efecto”, recuerda Bonifacio Villegas Fonseca longevo de 100 años de edad y vecino de Quebrada Honda de Nicoya.ix Una percepción parecida tiene su vecina Marta García Medina, de 64 años de edad, al indicar que efectivamente el DDT dejaba la marca de su paso por el hogar. “Las paredes quedaban ceniza, como que quedaba cal, como que las pringaban con cal, y eso olía bien feo”.x

De ahí que las autoridades tuvieran que vigilar que la absorción del químico fuera efectiva. Por ello se aconsejó a las familias no eliminar el DDT pintando o limpiando las paredes de la vivienda:

¿Tiene usted intenciones de limpiar o pintar las paredes de su casa? Entonces límpielas o píntelas antes de que las rociemos con DDT. No lo haga después de rociadas. Si usted lava o pinta las paredes después de haber sido rociadas, el DDT no podrá matar los mosquitos que transmiten el paludismo. Colabore con las cuadrillas de dedetizadores del Ministerio de Salubridad”.xi

A pesar de la intensa labor de educación y persuasión sobre la importancia de permitir la dedetización de la vivienda, el MSP enfrentó resistencia. En setiembre de 1957 el periódico Diario de Costa Rica alertaba “Aumenta la incidencia malárica en todo el Litoral Pacífico”. Uno de los factores que contribuyeron al incremento de personas enfermas, sugería este medio de comunicación, había sido la costumbre de los habitantes de lavar las paredes de las casas, de pintarlas o empapelarlas después de dedetizadas.xii

El MSP también denunció el aumento en el número de personas “renuentes, que cerrándose a todo razonamiento y a toda técnica, tratan de impedir la aplicación de DDT en sus hogares, poniendo así en peligro no solamente su propia familia, sino la de sus vecinos.xiii Una estrategia seguida por las autoridades consistió en presentar el rociado interior de las viviendas como una práctica inofensiva que eliminaba el paludismo, pues “la pared que ha sido rociada con DDT es en realidad una trampa, y muy eficaz”.xiv

Se estima que entre 1950 y 1985, en Costa Rica se utilizaron alrededor de 1.400 toneladas de DDT en salud pública y se rociaron alrededor de 2 millones de viviendas.xv En 1981 se restringió el uso de este insecticida, y en 1998 se prohibió su importación y venta en el país. Para entonces diversos estudios cuestionaban la forma en que este insecticida se había hospedado en el cuerpo del ser humano, amenazando su salud.xvi Sin embargo, durante los años en que el DDT invadió la cotidianidad de los hogares costarricenses lo hizo con un fin único, erradicar el vector palúdico; las afectaciones a la salud humana saldrían a la luz tiempo después.

*Historiadora y Máster en Población y Salud. Investigadora del Instituto de Estudios Sociales en Población y del Observatorio de Historia Agroecológica y Ambiental de la Universidad Nacional de Costa Rica.

i Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (IRET), Programa Regional de Acción y Demostración de Alternativas Sostenibles para el control de vectores de la malaria sin uso del DDT en México y América Central. El caso de Costa Rica, Heredia, Costa Rica (2008): 32.

ii Ministerio de Salubridad Pública, Departamento de Educación Sanitaria, Salud (Costa Rica) VI, n.7 (Julio, 1959).

iii Ministerio de Salubridad Pública, Departamento de Educación Sanitaria, “Salud (Costa Rica) VI, n.1 (Enero, 1959): 17.

iv Ministerio de Salubridad Pública, Departamento de Educación Sanitaria, Salud (Costa Rica) IV, n.7 (Julio, 1957): 16-20.

v Ministerio de Salud. Departamento de Vigilancia Epidemiológica 1957-2000.

vi Ministerio de Salubridad Pública, Departamento de Educación Sanitaria, Salud (Costa Rica) V, n.3 (Marzo, 1958): 1-2.

vii Plan Tripartito de operaciones para un proyecto de erradicación de la malaria en la República de CR. Memoria 1962. Elaborada el 22 de febrero de 1963.

viii Ministerio de Salubridad Pública, Departamento de Educación Sanitaria, Salud (Costa Rica) IV, n.7 (Julio, 1957): 19-20.

ix Entrevista realizada en la casa de habitación del entrevistado (2017). Comunidad Copal de Pochote, Quebrada Honda, Nicoya, Guanacaste. (Inédita).

x Entrevista realizada en la casa de habitación de la entrevistada (2017). Comunidad Copal de Pochote, Quebrada Honda, Nicoya, Guanacaste. (Inédita).

xi Ministerio de Salubridad Pública, Departamento de Educación Sanitaria, Salud (Costa Rica) II, n.4 (Abril, 1956): 20.

xii Diario de Costa Rica, “Aumenta la incidencia malárica en todo el Litoral Pacífico”, 1 de setiembre 1957, 14.

xiii Ministerio de Salubridad Pública, Departamento de Educación Sanitaria, Salud (Costa Rica) III, n.2 (Febrero, 1956): 1-2.

xiv Ministerio de Salubridad Pública. Departamento de Educación Sanitaria, Salud (Costa Rica) V, n.3 (Marzo, 1958)

xv Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (IRET), Programa Regional de Acción y Demostración de Alternativas Sostenibles para el control de vectores de la malaria sin uso del DDT en México y América Central. El caso de Costa Rica, Heredia, Costa Rica (2008): 32.

xvi Al respecto consultar: Campos de M y A Olszyna-Marzys, “Contamination of human milk with chlorinated pesticides in Guatemala and in El Salvador”, Environ Contam Toxicol, 8:43-58. Consultar también: Musial, C.J, Hutzinger, V. Zitko y J. Crocker, “Presence of PCB, DDE and DDT in human milk in the provinces of New Brunswick and Nova Scotia, Canada, Bull. Environ Contam Toxicol, 12:258-267, Virginia Umaña Umaña y Manuel Constenla Umaña. Determinación de plaguicidas organoclorados en leche materna en Costa Rica. Informe del proyecto, Investigación financiada por el CONICIT, Universidad de Costa Rica (Costa Rica, 1984), y Ministerio de Salud Organización Panamericana de la Salud Oficina regional de la Organización Mundial de la Salud, Efectos de los plaguicidas en la salud y el ambiente en CR. 2003. San José, Costa Rica.

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